domingo, 24 de marzo de 2013

Hasta que la canción se vuelve otro vacío

Rostro contra rostro,
piedra contra piedra,
para que el tiempo no se pudra
y conserve su forma de cinta de colores.

Tiempo contra tiempo
paciencia contra paciencia,
hasta que la piedra tome el dibujo del rostro
y el rostro la carne de la piedra.

Corriente de la mirada que no cambia
si mira o si no mira,
de la mano que es igual cuando toma y cuando da,
del corazón análogo para quedarse o para irse.

Piel contra piel,
mundo contra mundo,
tierra contra la tierra
y también contra el cielo,
hija de antiguos hijos,
bandera para el viento que ella misma ha engendrado.

Entre el sol y el maíz,
entre la lluvia y la muerte,
pájaro contra pájaro,
luz contra luz,
flor contra flor,
secreto de cobre amalgamado

con metal que respira,
brujería de un humo que desciende
a descontar los siglos.

Sed contra sed,
vaso para beber el vaso
y derramar el mundo.



de Roberto Juarroz.


Imagen: fotografía de Chema Madoz







¿Por qué las hojas ocupan el lugar de las hojas y no el que queda entre las hojas? ¿Por qué tu mirada ocupa el hueco que está delante de la razón y no el que está detrás? ¿Por qué recuerdas que la luz se muere y en cambio olvidas que también muere la sombra? ¿Por qué se afina el corazón del aire hasta que la canción se vuelve otro vacío en el vacío? ¿Por qué no callas en el sitio exacto donde morir es la presencia justa suspendida del árbol de vivirse? ¿Por qué estas rayas donde el cuerpo cesa y no otro cuerpo y otro cuerpo y otro? ¿Por qué esta curva del porqué y no el signo de una recta sin fin y un punto encima?


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