lunes, 11 de marzo de 2013

Seremos lo que queremos ser

Les tocó en suerte una época extraña.
El planeta había sido parcelado en distintos países, cada uno provisto de lealtades, de queridas memorias, de un pasado sin duda heroico, de derechos, de agravios, de una mitología peculiar, de próceres de bronce, de aniversarios, de demagogos y de símbolos. Esa división, cara a los catógrafos, auspiciaba las guerras.

López había nacido en la ciudad junto al río inmóvil; Ward, en las afueras de la ciudad por la que caminó Father Brown. Había estudiado castellano para leer el Quijote.
El otro profesaba el amor de Conrad, que le había sido revelado en una aula de la calle Viamonte.
Hubieran sido amigos, pero se vieron una sola vez cara a cara, en unas islas demasiado famosas, y cada uno de los dos fue Caín, y cada uno, Abel.

Los enterraron juntos. La nieve y la corrupción los conocen.
El hecho que refiero pasó en un tiempo que no podemos entender.


"Juan López y John Ward", de Jorge Luis Borges.


Decían en un artículo en The Guardian sobre el soporífero referendum que se lleva a cabo en Puerto Argentino, en las Islas Malvinas:
..."las resoluciones sobre la disputa planteadas por la ONU, de las cuales ha habido 40, no se refieren a la autodeterminación sino a los "intereses" de los habitantes de las islas". Además, añade que, según la ONU, "las disputas sobre la soberanía deben ser tratadas mediante negociaciones bilaterales entre la Argentina y Gran Bretaña, no con los isleños". El periodista concluye que "un acuerdo que consagre los derechos fundamentales - políticos, humanos, sociales, económicos, culturales, protegidos por la ley, traería beneficios muchos más sanos y prácticos para los habitantes de las islas que una disputa estéril sobre la soberanía". Aunque, reconoce, este "es un concepto que se ha ido deteriorando con los años". Por ese motivo, asegura: "Como dejaron en claro los países de la región, a través de la Unasur, el referéndum es insignificante".


Y yo digo que con esto confirmaremos lo que todos ya sabíamos:
que los kelpers son (y quieren ser) ingleses, y Las Malvinas son (y quieren ser) argentinas.


Sólo un montón de nada...




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