jueves, 18 de febrero de 2010

¿Qué monólogo haría Tato Bores en nuestros tiempos?

Renovó el lenguaje del humor político. Durante más de treinta años, azuzó la conciencia de los argentinos con su dura crítica al poder y nuestro modo de ser. Nació como Mauricio Rajmín Borezstein un 27 de abril de 1927 en un inquilinato de la calle Tucumán y Carlos Pellegrini.

Hizo reír a varias generaciones a lo largo de su carrera de más de 50 años, y fue una de las figuras más respetadas y queridas del país. Caracterizado con su frac, los lentes de marco grueso, su peluca desflecada y un habano, en cada programa fingía hablar con el presidente, fuese quien fuese, para transformar la realidad muchas veces trágica. Participó en 19 películas y una infinidad de ciclos de TV y obras teatrales. Fue declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires en Noviembre del año 1992.

Dijo Carlos Ulanovsky (periodista): "Lo que hacía Tato era de un enorme esfuerzo: tenía que memorizar un largo texto, palabra por palabra: vivía por eso. Y éste no es un tiempo para sacrificios. Por contrato sólo estaba seis meses por año: creía que a cada cara que aparecía en TV se le caía un cacho. Ahora se impone el éxito rápido” y redondeó Norman Briski (actor): "Tato Bores fue sinónimo de trabajo profesional. El resultado de lo que hacía era gracioso, pero el proceso de creación resultaba muy serio y exigente. ¿Qué es lo que más extraño de él? La calidad de la burla y un humor sobre la realidad argentina que, más de una vez, sacó a la gente de la angustia. Creo que su gran poder estaba en su velocidad y ritmo, además del talento creador."

El humor político televisivo funciona siempre y funciona mucho en todas partes, en cualquier época. El humor político es uno de los síntomas más fuertes de libertad de expresión. Las dictaduras no toleran el humor político. No se quejan de él. No lo refutan. Lo prohíben. Tato Bores, a través del humor, dijo lo que nadie podía o quería decir. La sagacidad de sus comentarios, la crítica sutil que gambeteaba la censura cautivó a los televidentes. Quien alguna vez se autoproclamó “Actor cómico de la Nación” dejó un vacío imposible de llenar.

Sin embargo, cabe reflexionar como hiciera Sandra Russo en su maravilloso artículo "Queremos tanto a Tato", y que publicara Página 12:
"La televisión de hoy no permitiría un emergente, si lo hubiera, del humor político que cultivó Tato Bores, cuando todavía la televisión no había desarrollado y puesto en marcha todos sus atributos de manipulación política. Las nominaciones y sentencias de un presunto “voto telefónico” no fueron tales, porque el programa fue grabado. Pero el “Cristina, estás sentenciada” quedó vibrando como un veredicto, cuando fue nada más que un gag de producción, un remate del guión.
¿Cuánta libertad de prensa habrá en los canales de televisión ahora? ¿Cuánta mutiplicidad de ideas, que es lo que supone la libertad de prensa, se estará convirtiendo en una sola voz continua que ve las cosas de un solo punto de vista? ¿Hasta qué punto en América alguien puede ser crítico con Francisco de Narváez y en Canal 13 con Reutemann o un gran ruralista? La televisión, como gran parte de las emisoras de radio, se han convertido en dispositivos de disciplinamiento de la opinión pública. No hay voces discordantes ni periodistas molestos para el discurso hegemónico de los grandes y pequeños grupos."



Entre muchos libretistas, contó con Jordán de la Cazuela, Santiago Varela y Juan Carlos Mesa. Muchos nos preguntamos qué diría el Maestro si hoy viviera entre nosotros. Si bien nadie podrá decirlo como él, porque patentó un estilo inigualable, uno de sus libretistas aún escribe textos como éste, que bien podría ser el monologo número 2.345 del año 2009:


La Manija de Cleto
(19-04-2009, Una mirada sobre la realidad política argentina, entre la muerte de Alfonsín y las elecciones, Santiago Varela)


En el Congreso el ambiente suele estar caldeado, pero ahora con el asunto del calentamiento global y el calentamiento propio de las épocas preelectorales, el salón de los Pasos Perdidos estaba que ardía.

-Esto de tener elecciones cada dos años es insalubre -se quejaba un senador un tanto obeso que iba por su septingentésimo quinto café del día-, aumenta el colesterol y atrae a los triglicéridos.

-¿Los triglicéridos? -preguntó un despistado-.

-Debe ser un grupo folklórico, como los de la Mesa de Enlace -contestó un notero que estaba a la pesca de alguna novedad-.

-Ustedes jodan, pero a mi el estrés me mata -confirmó el senador-.

-No te preocupéi nero -sugirió un diputado cordobés-. Tu muerte no será en vano. Algo se nos va a ocurrir para sacarle el jugo políticamente.

-Y además vas a escuchar cosas que ni te imaginabas que dirían de vos -intervino un secretario-.

-Las voy a escuchar siempre y cuando en el cielo tengan televisores -respondió el gordo mientras hacía cuernitos con los dedos-.

-¡Televisión! Ésa es la palabra -señaló un asesor de imagen-. Antes, los velorios se hacían para que lloraran los parientes y amigos; hoy, gracias a la televisión que lo muestra todo, los velatorios sirven para aparecer en primer plano y convertirse así en la figura descollante del evento sin necesidad de tener que ser el muerto.

-No jodamos con la memoria de Don Raúl, que fue un grande -se encrespó un radical de la primera hora-.

Comentario razonable, teniendo en cuenta la cantidad de ex presidentes que quedan, aquí y afuera, y que justo le haya tocado a él.

-Ni se nos ocurre hablar mal de Don Raúl -negó un peronista de la primera hora, aunque no se sabía si era de la primera hora del bloque del PJ, de la Unión Peronista o del FPV-. Yo me refiero a la actitud de Cleto Cobos, el vicepresidente más fotografiado del sistema solar, desde el Big Bang hasta hoy.

-Cobos… Cobos… me suena -dijo el notero-.

-Sí, el Cleto, que cuando entraba el féretro de Don Raúl al Congreso llevado por los granaderos, como marca el protocolo, se tiró con tanta vehemencia para poder agarrar una de las manijas, que casi le saca el morrión a uno de los milicos.

-Una manija no, la manija -corrigió alguien.

-A lo mejor de chiquito quería ser granadero -apuntó un diputado con ánimo conciliador-.

-¡No señor! -gritó un kirchnerista de la primera hora-, aunque fuera de un jonca, quería la manija ¿O preferís que llame a un psicólogo para que te explique lo que significa ese gesto?

-Agarrar la manija significa desear agarrar la manija -terció un psiquiatra que atiende en el
Congreso.

-Gracias.

-Gracias las pelotas, son 150 pesos -contestó el psiquiatra-.

-¡Eso es una infamia! -se interpuso una señora cobista de la primera hora-. Cleto no tiene más aspiraciones que terminar el mandato que le dio el pueblo.

-Escuchame, tierna -dijo un cafetero-, que a Cleto lo haya votado el pueblo es como pensar que vos le regalás un chupetín al hijo de Brad Pitt porque el pendejito es un amor. No jodamos.

-Lo que yo les puedo decir -acotó una jubilada que se quedó en el Congreso desde la época de Norma Pla- es que Cobos tiene un problema existencial: cobra el sueldo por ser oficialista pero labura como opositor. Eso raya a cualquiera.

-A cualquiera que no sea Cleto -se escuchó-.

-Lo que pasa con Cobos -señaló un interpretador profesional- es que de tanto andar con la
Carrió, le agarró un ataque místico; ahora que Alfonsín está a la diestra de Leandro N. Alem, Cleto se cree el apóstol Pedro al que le han dicho: “Tú eres Cleto, tomarás el Partido Radical Residual y sobre esta roca lo refundarás y la transversalidad no prevalecerá contra el”.

-Palabra del Señor… -salmodiaron tres viejitas que estaban rezando a San Kunkel, virgen y mártir-.

-Él cree que en su rol de apóstol de Don Raúl -continuó el interpretador- recibió el mandato divino de unificar el partido y conducirlo a través del Sinaí de las internas ¿No vieron que cuando el féretro iba por Callao, él parecía el Papa repartiendo bendiciones a diestra y siniestra?

-Conducirlo las papafritas -saltó un radical de la primera hora-. Nosotros, en la provincia, hace rato que tenemos nuestro aparato listo para ganar.

-Perdón -intervino un duhaldista de la primera hora-, pero en la provincia el único aparato es el nuestro; lo de ustedes, con suerte, podrá ser un aparatito… y gracias.

-Sí, claro -marcó con sorna un taquígrafo-, mirá qué aparato tiene Duhalde que puso como candidato en la provincia a un tipo rubio, de ojos celestes, colombiano, empresario, con un tatoo en japonés, ricachón por herencia de papá, que estudió en una academia militar de Canadá y que tiene la bendición de Macri (h)…

Aquí fue donde varios de los presentes miraron al techo, haciéndose los distraídos, porque en este aspecto digamos que el muchacho no es precisamente lo que podría llamarse el arquetipo del candidato peronista del conurbano, el paradigma del habitante del tercer cordón, el representante natural de los muchachos del bombo de la Matanza…

-Pero algún mérito debe tener… -lo defendió una diputada-.

-Eso es cierto, tiene el mérito de tener suficiente guita como para comprar los méritos que necesite -aseveró alguien-.

-Con eso estoy de acuerdo -concilió un diputado peronista que traía un sapo atado en la cabeza-.

-¿Qué hace, doctor, con ese batracio? -interrogó una secretaria-.

-Pertenecen a la misma familia de sapos que nos tuvimos que tragar tantas veces y que ahora los usamos para que se morfen a los mosquitos y protegernos del dengue.

-¿Qué es el dengue? -preguntó un despistado-.

-Debe ser un baile, como la salsa o la rumba, que ahora se puso de moda -contestó el notero-.

-Ustedes hablen, no más -se enojó un alfonsinista de la primera hora-, pero lo cierto es que los radichetas, gracias al gesto de Alfonsín de pasar a la inmortalidad en plena campaña electoral y con Cristina de viaje en Londres, estamos renaciendo como el ave Fénix.

-El problema es que el ave Fénix éste viene con la cara de Cleto, y que además de los radicales, también se lo quieran embuchar Lilita, los PRO-peronistas, la Mesa de Enlace y cuanto muñequito ande por el lado de oposición.

-Ojo -advirtió un senador de la patria sojera- que si vamos separados en muchas boletas opositoras, se nos puede hacer contra. Dividirse es de zurdos, no confundamos…

-Tiene razón -opinó una señora gorda que repartía estampitas con la imagen de Castells, Miguens y Barrionuevo, los tres santos juntitos-, los opositores, aunque pensemos distinto, debemos ir juntos para voltearla a Cristina por lo que está haciendo mal.

-No te equivoques -dijo uno que sabía- no es por lo que está haciendo mal, sino por lo que está haciendo bien…

-Se igual…

-Sólo falta que ahora pretendan que Cobos, a quien primero echaron los radicales y después echaron los peronistas, encabece una lista de unidad de la contra.

-Lo que pasa es que ser vicepresidente electo y ser opositor es más raro que … Fijate que ahora no va a la convención en Mar del Plata.

-No va porque el último presidente en ejercicio que concurrió fue De la Rúa y Cleto sabe que cada día se le parece más y la idea no le gusta -aclaró uno con toda la mala leche.

-¡Yo tengo la solución! -exclamó Miguel del Sel, que piensa presentarse en el padrón femenino como la Porota-. Que se presente como candidato testimonial.

Lo dijo y la verdad, nadie estaba muy seguro de si trataba de hacer una broma… o no….





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