Las banderas son un elemento generador de violencia. Representan todo lo que nos desune y diferencia. Estos trapos pretenden darle entidad a inexistentes líneas en la tierra. Es un lamentable artilugio de acumulación de poder, que nosotros, los que más padecemos estos iconos del sufrimiento humano, deberíamos decididamente despreciar.
Acerca de esto, quisiera poseer la sabiduría de anhelar con convicción, una revolución en la que no existan banderas que la distingan. Que libere a los pueblos de uno de sus mayores opresores: la nacionalidad.
Pero debo, humildemente, aceptar mi triste condición: me emociono intensamente cuando veo flamear mi bandera....
comparto tu emoción me pasa lo mismo, es nuestra identidad y nos sentimos más orgullosos que nunca cuando la vemos.
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