A través de sus historias y de sus personajes, Joaquín Salvador Lavado (Guaymallén, Provincia de Mendoza, 17 de julio de 1932), el dibujante más conocido como Quino, ha narrado los acontecimientos más trascendentes del siglo XX, ha rendido un tributo militante a la liberación de la mujer, ha demostrado un gran compromiso democrático, aún en tiempos difíciles, y ha retratado al ser humano como pocos.
“Menos mal que el mundo arde siempre por otro lado” dice, mientras lo mira cómodamente instalado frente al televisor, el personaje de la viñeta de Quino aquí expuesta (que si pulsan con el botón izquierdo sobre ella se amplía para verla con más claridad), y nos recuerda al epílogo de aquel poema de Martin Niemöller (Lippstadt, 14 de enero de 1892), pastor luterano que primero apoyó, y finalmente se rebeló ante el régimen nazi, del que hay varias versiones, y que habitualmente es atribuido a Bertold Brecht: “Ahora están golpeando a mi puerta, vienen a llevarme a mí, ya es demasiado tarde”.
También a otro, menos conocido quizá, del poeta peruano César Vallejo (Santiago de Chuco, 16 de marzo de 1892), en quien quizá, la mezcla de su sangre india y gallega haya insuflado una lírica agónica.
Masa
Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: "¡No mueras, te amo tanto!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Se le acercaron dos repitiéronle:
"¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando "¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: "¡Quédate hermano!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Entonces, todos lo hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar...
Decía con sabiduría Fito Paez, cantaba con emoción Juan Carlos Baglietto, y es el leitmotiv de este blog: "sólo se trata de vivir, ésa es la historia, con la sonrisa en el ojal, con la idiotez y la locura de todos los días, a lo mejor resulta bien". Sin embargo, nada tendrá valor si no honramos la vida del único modo posible, que es entendiendo que estamos en el mundo para compartir. El mundo, y nuestras vidas con él.
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