Canario Luna, la fama es puro cuento

Washington Luna, más conocido como Canario Luna, (Montevideo, 1938), fue una de las voces más emblemáticas de la música popular uruguaya y parte fundamental del carnaval uruguayo. Canillita, lustra botas, cantor, bohemio, buen tipo, y un artista único, irrepetible.
“Me voy... Me voy, me vivo yendo …”, amenazó, y un día cumplió.

Comenzó a subirse a los tablados a la edad de 13 años. Era una época en que cada esquina montevideana tenía un tablado, las murgas no tenían maquilladores y había que pintarse la cara. No se hablaba de cantores profesionales. Eran gente de barrio, de boliche, del club. En sus inicios, integró una comparsa llamada "Guerreros Africanos", y participó en diversos grupos de humoristas como "Negros Melódicos" y "Jardineros de Harlem". Integró la murga "Los Pichones de Antaño" y "La Milonga Nacional". Alcanzó la fama con la murga "Falta y Resto", de la cual fue uno de los fundadores a principios de la década de 1980. Aquel murguista arquetípico, el de la bohemia, de la noche, siguió vivo en el Canario.

Tenía una voz aguda y expresiva, y una personalidad fuerte, polémica. Decía que no le gustaba cantar ("yo no canto, grito"), algo que hacía como "una changa para comer con aceite". Cuestionó al carnaval uruguayo: "Es como el fútbol: el fútbol de antes era mejor. Con la murga pasa lo mismo. Ahora se está mezclando mucho con el teatro".

Edu “Pitufo” Lombardo, hoy músico completo, respetado y reconocido por el público uruguayo, compartió escena cuando era un joven platillero que hacía sus primeras armas en Falta y Resto: “Tuve la suerte, el privilegio, de compartir con él varios años en Falta y Resto, del ´84 al ´87 inclusive. Yo era un pibe de 17 años y recién empezaba. Su voz era increíble, única, como Gardel es al Tango, el “Canario” es a la Murga”. Además, comentó que era un tipo con un humor y una bohemia notable, “todo un personaje” y que si bien todo se renueva y hay excelentes voces en el Carnaval, “cuando uno dice murguista dice “Canario” Luna”.

En 1985 Jaime Roos lo convoca para grabar las canciones Adiós juventud y Brindis por Pierrot, que se incluirían en un disco titulado justamente "Brindis por Pierrot".
Fue un punto de inflexión en su carrera ese insuperable himno al mostrador que salió de la pluma de Jaime Roos pensado para que lo cantara el Canario; "Brindis por Pierrot" (1985), es seguramente la más emblemática de todas las interpretaciones del Canario Luna. Nadie pudo, ni podrá, cantarlo como él. “Soy un chapado a la antigua", dijo alguna vez. Y ese espíritu se respira en esta canción, capturando climas e historias de la ciudad y de la fiesta carnavalera.

Era como se puede ver en el imprescindible documental Hit (2008, dirigido por Claudia Abend y Claudia Loeff), un tipo autentico, “un tipo más” como él dice de sí mismo.



Es tan redonda, tan potente la versión de "Brindis por Pierrot" que quedó registrada con la voz del Canario que Jaime Ross la eliminó de su repertorio cuando el cantor se fue de su grupo, a fines de los 80, y tuvieron que pasar más de 20 años para que la incluyera nuevamente. "A veces extraño hacer Pierrot en vivo", confiesa Jaime Ross.

También realizó actuaciones con los músicos Tabaré Cardozo y "El Pitufo" Lombardo, entre otros.

Era un fumador empedernido, sufría de cáncer desde varios años antes de su muerte. Aún así, siguió vinculado a la música y se juntó con Tabaré Cardozo para cantar “Lo que el tiempo me enseñó”. En una de sus canciones pidió: “El día que yo me muera, por Dios, no me manden flores, por Dios no me manden flores, mandenmé siete tambores …”.
Y luego de esto, el “Canario” cantó su última retirada.