Eduardo Aliverti, a quien escucho desde hace unos 30 años, desde aquella radio que a mediados de los '80 el inefable Alvaro Alzogaray -el gran amigo y faro del gobierno del PJ en los '90-, definió como Radio Belgrado, finaliza así el último editorial de su paradigmatico programa radial, Marca de Radio:
Lo significativo de este mapa mediático, mucho más que lo que revela puntualmente a través de cada episodio y su tratamiento, pasa por una renovada demostración: todos, invariablemente, continúan corriendo detrás del oficialismo. De lo que hace y de lo que deja de hacer. De los entusiasmos y de los enconos que despierta.
Cuando ocurre algo así, y sin que suponga perder reflejos de pensamiento crítico sino todo lo contrario, cabe el sentido figurado de que no hay mucho más que hablar. Al no disponer en el equipo de jugadores sobresalientes que las conviertan en acción política concreta, las críticas y denuncias, del tenor que fueren, carecen de base ejecutiva y transformadora.
Seguramente, y apartando las chicanas en torno de la clase social a que pertenecen o de su imposibilidad para articular dos frases seguidas, eso explica que los centenares o pocos miles de gentes impulsados a cacerolear un ratito no sean capaces de encontrar una consigna unificadora.
Bien al revés de lo sucedido en 2008, cuando “el campo” amalgamaba, hoy no tienen argumentos. Sólo el odio. Corean inconsistencias cuya hondura es la misma que la de manifestarse a favor de la felicidad.
Algunos lo hacen con cacerolas. Y otros desde los medios.
Aquí se puede escuchar el editorial del último sábado 16 de junio completo, y aquí es posible leer dicho editorial, también completo.
Pero amar es también cerrar los ojos, dejar que el sueño invada nuestro cuerpo como un río de olvido y de tinieblas, y navegar sin rumbo, a la deriva:
porque amar es, al fin, una indolencia.
(Xavier Villarrutia)
lunes, 18 de junio de 2012
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