Posiblemente uno de los fundamentos de su atractivo radique en la curiosidad que genera ese intrigante segundo de espera, que sobreviene apenas pasado el primer rastro de voz. El primer tiempo del quinto compás. La primera palabra. La primera sílaba y el primer acento.
Es sin duda una palabra poderosa. Es la historia, el pasado, los recuerdos, la infancia, la nostalgia, el principio, lo que fue, y muchas otras cosas.
La seguridad de lo conocido, aquello que difícilmente cambie de verdad, aquello transmutable solo en las añoranzas y meditaciones.
Es el ayer. Palabra que señala eficazmente todo lo que representa.
Dicen que la intuición veinteañera de McCartney la venía soñando desde un tiempo atrás, con nombres mucho menos felices y con la ansiedad propia de quien sabe que está ocurriendo algo importante.
Seguramente si pudiéramos hablar con él, sabríamos que -si bien siempre tuvo fama de ser un tipo práctico- anduvo meses por las cornisas, loco de ansiedad y temor, llorando desencajado mientras buscaba resolver su enigma.
Sucio, tembloroso y descontrolado se cortó las uñas con sus propios dientes mientras hurgaba en la profundidad de su ser novato, esperando la música y las palabras que completaran la idea primitiva que se metía en sus sueños.
Se dice que tenía avidez por saber si aquella melodía era realmente suya o -fantasía de todos los compositores- si se le había pegado inconscientemente quién sabe dónde y desde cuándo; y por eso, con incredulidad y menosprecio por su estatura, buscó exasperadamente la fuente; la grieta por donde se hubiera filtrado aquella melodía artera que amenazaba sus noches.
Durante meses molestó infelizmente a todos con su obsesión, y siempre recibió la misma parca respuesta: nunca antes había sido escuchada.
Por eso mismo una madrugada típica de aquella típica ciudad de Londres, decidió completar su obra y terminar con la persecución.
Hoy pasaron casi cuarenta años, y la eficacia y el poderío descomunal de aquella simple canción ha sido más que comprobado; es como si Yesterday -Ayer-, hubiese existido siempre.
Y me pregunto si los fenómenos físicos y químicos que seguramente provocó en su autor se habrán extinguido ya, o, si un día cualquiera, caminando casualmente por las mortecinas calles de Londres, nos encontraremos con un anciano Paul, tembloroso y sabio, soportando el peso de sus obsesiones sobre su espalda, apoyado en un bastón costoso y preguntando a la gente al pasar, con la misma sonrisa simpática de siempre, si han oído aquella melodía en alguna parte.
Y nosotros, cómplices, respondiendo que no, que no la hemos oído nunca.
"Ayer", escrito por Pepe Montero para Desalmados Monteros.
"Yesterday" es una canción de la banda británica de rock The Beatles, grabada en 1965 para el álbum Help!. Aunque normalmente la autoría es atribuida a John Lennon y Paul McCartney, McCartney compuso la canción de manera independiente.
En lugares perdidos contra toda esperanza te buscaba.
En ciudades sin nombre por rincones de ayer te busqué.
En horas miserables entre la sombra amarga te buscaba.
Y cuando el desaliento me pedía volver te encontré.
(Goytisolo)
lunes, 18 de junio de 2012
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Amigo Rafa ! Gracias por publicarme !!
ResponderEliminarPepe Montero (José Rourich)