La obra de arte no se explica,
no se puede explicar.
La obra de arte se siente;
y uno la siente, nada más.
También, faltaría más,
es válida aquella explicación que el filósofo Clementópulos nos dio:
"todo lo que el hombre hace es para levantarse minas"...
O aquella más espiritual:
"hacemos lo que haga falta para poder verle la cara a dios..."
Como leones, como santos. Lo antiguo, lo simple, lo súbito.
La plegaria, el descubrimiento. La conquista, la reconquista.
El relámpago de ojos de humo.
(Fernández Retamar)
miércoles, 27 de junio de 2012
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