No comprendo. La sed del agua fría
se calma al tercer trago; la del vino,
otro tanto, y el paladar más fino
se cansa del manjar que requería.
El sueño acaba al empezar el día,
y la pereza al verse en el camino;
todo anhelo se va tal como vino
apenas toma lo que pretendía.
Y sin embargo hay una sed extraña
que mantiene sin fin toda su saña...
Quizá sean cosas de la adolescencia,
pero devoré anoche la manzana
y de nuevo me hallaba esta mañana
trémula toda de concupiscencia
Texto: Carmen Jodra Davó.
Imagen: del artista Serhiy Reznichenko.
Es la palpitación de origen quien podría acogerte, y besarte, y ofrecerte un refugio caliente de jazz-hot y trances convulsivos como, cuando bailando, se pierde la conciencia. Ven tú, amorosa, ven como la noche crece, deseo sin objeto, tú que eres el no-objeto y el placer imposible que en el límite busca infinitudes ciegas.
(Gabriel Celaya)
sábado, 30 de junio de 2012
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